JUAN. ¡Cuál gritan esos malditos!
Pero, ¡mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!
(Sigue escribiendo.)
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DON JUAN
- En Roma, a mi apuesta fiel,
- fijé entre hostil y amatorio,
- en mi puerta este cartel:
- Aquí está don Juan Tenorio
- para quien quiera algo de él.
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